viernes, 18 de febrero de 2011

El cuento de la lluvia

El abuelo René de escasa cabellera, se miraba frente al espejo.



Como pasan los años - decía contemplando aquel reflejo. Nadie pudo haber adivinado la edad del anciano con certeza, cualquiera persona le hubiera atribuido nunca más de setenta años de edad, gozaba de una excelente salud, lo que hacía aumentar más aún su lucidés.


Su cabello, barba y bigote blanco, encajaban armoniosamente con su rostro, tenía la cara un poco decaída, pero seguramente sería por el recuerdo de su esposa, que ya hacía muerta hace mas menos una década, solía olvidarla durante meses pero el recuerdo, aún volvía a veces por las mañanas.


Aún con ropa de dormir, decidió vestirse y preparar su desayuno, se habría levantado a las 9 A.M como religiosamente despertaba, o a las 6 A.M cuando se veía envuelto en sueños en las madrugadas, todos terminaban exactamente a esa hora.


Este anciano, de a poco iba encontrando su paz, y su felicidad, pero realmente algo le atormentaba, algo que estaba en su cerebro no encontraba la pregunta ni la respuesta.


A su edad, empezaba a olvidar sus recuerdos más antiguos, algo que no le preocupaba mucho, ya que culpaba a su senectud, aunque su conciencia le dijera a ratos, que es algo que aún le faltaba por conocer.


El anciano fue camino a la cocina, puso la pava para tomar mate y hervir dos huevos para servírselos a la copa, mientras esperaba que estuvieran listas esas cosas fue a preparar su mate. Empezó a recordar el sueño que tubo el viernes pasado, él estaba en la sima de una montaña contemplando la naturaleza, el caminaba fascinado por las flores de diferentes colores que rodeaban a los gigantes arboles, cuando repentinamente, bajó una densa niebla la que le obstruyó completamente la vista, ni si quiera su pelo canoso podía ver, al sentirse superado por la desesperación, empezó a gritar para ver si alguien salía en su ayuda, pero por mas que lloraba y alzaba la voz, nadie apareció, cuando ya no le quedaba fuerzas para gritar, ni para salir de esa amargura, despertó. Este hecho lo dejo intrigado, ya que no podía descifrar el mensaje, ni porque lo hubiera tenido, el creía con fe que todos los sueños tenían un porque.


Deja de pensar idioteces René - se dijo a si mismo, un poco estresado.


Descascaró los huevos, los preparó en su copa y se dispuso a sentarse en la mesa; con su vaso, el mate y su pava, ignoraba cuantos hacía que la habría comprado, realmente no recordaba.


Tenía una mesa cuadrada para cuatro personas, que el mismo construyo en su juventud para sentar a su familia, su señora y dos hijos, todos eran muy acelerados en esa casa, cuando aún vivía gente ahí. La cocina era amplia y poseía dos grandes ventanales, uno para el norte, que da a la calle, y el otro al sur que daba a su amplio patio, también, en las paredes había muchas fotos, que él realmente ignoraba quienes eran y su procedencia, realmente estaba olvidando.


Por la mierda, otra vez estoy comiendo huevos desabridos - exclamó con serenidad y un tono cómico de que el mismo se reía, cualquier persona extraña hubiera pensado que se trataba de un viejo insolente, pero el hablaba con una inocencia gigante.

Al término de su rápido desayuno, vio por la ventana que daba el sur, acercarse nubes completamente negras, se levantó a marcha rápida para vestirse, porque si le llovía no podría ir a comprar, por ende se quedaría sin comida para el próximo día.

No lloverá - dijo René, de todos modos se abrigó completamente con sus pantalones de tela gruesos, su chaleco, zapatos de cuero, como si fuera poco, sacó su bufanda, gorro y guantes de lana que se puso rápidamente, asustado por la lluvia.


Estos tiempos, estamos en pleno verano y se acerca quizás un gran aguacero - Mientras se hablaba a si mismo, caminaba dispuesto a abandonar su casa, como también veía acercarse aquellas nubes amenzadoras. Salió de su casa, le esperaban alrededor de seis cuadras para llegar al mercado, movía sus pies tan rápido como podía, no circulaba ningún vehículo, y al viejo se le hizo el viaje mucho más corto, de lo que el mismo esperó.

Se asombró de que a pesar de sus ochenta y dos años estuviera en tan buen estado físico, mientras ya muchos de sus amigos se encontraban muertos, y los que aún vivían, estaban en cama, le llegaron aires de juventud.

En el mercado, tomó dos paquetes de arroz, un kilo de harina, levadura, y verduras de distintas especie, cuando ya tenía todas las cosas, se acerco a la cajera.

Que raro esta el tiempo señorita, vio usted como se acercan aquellas nubes totalmente negras? - Hablaba con mucho respetó el abuelo.

Si, vi unas cuantas, pero no me interesan, siempre ignoro esas cosas, y como me ve, soy tan indiferente, que me visto como cualquier día, y si me llega a tocar la lluvia, siempre me arrepiento, pero bueno no estamos para hablar de la lluvia, son tres mil ochocientos. - Siempre hablando con rudesa.

Le sorprendió la frialdad de la señora, tan indiferente a todo, pero parecía tener un carácter que ignoraba todo, hasta que colapsaba, le pagó el dinero justo, sin transar ninguna palabra, tenía que emprender regreso a su casa.

Mientras caminaba de regreso, ocurrió lo que temía, se disparó la lluvia, había mucha gente corriendo, para evitarla de cualquier modo, desesperados, otros, se quedaban en la lluvia, porque simplemente les parecía que ya no importaba nada, y que mojarse, era solo un poco más de desdicha, finalmente vio a las personas, que esperaban tranquilas, bajo algún techo, esperando que pasará la lluvia, ya que era algo natural, y había que aprender a aceptarlo como tal, como parte de su vida, sin arrancar ni dejarse caer en lo profundo.

René observó a este último grupo de personas, que eran contadas con los dedos, y le llegó un alivio enorme, aprendió lo que no se había dado cuenta a sus ochenta y dos años, esbozó una gran sonrisa, y se dispuso a hablar con las personas felices bajo techo.



Carlos Alarcón

jueves, 10 de febrero de 2011

Comienzo

Noble pensamiento pasa por mi mente,
el deseo de compartir,
mediante lápiz y papel,
El aconteser de una joven vida.


Épocas de contraste;
Blanco y negro
Felicidad y amargura
Sabiduría, como tambien ignoracia


De todo a pasado en este corto tiempo
me han marcado de muchas formas;
raro, egocéntrico, humilde, reservado como también payaso
Pero realmente me acepto como soy y no como me quieren ver


Porque yo soy, no seré
porque vivo del presente
porque acepto el pasado
porque creo que todo es mas sencillo de lo que parece


El secreto está en pensar
y el milagro esta en actuar.
Vivir el día a día,
crear tu propia felicidad


Sustentarte tu mismo,
porque eres un ser único y maravilloso,
capas de ser independiente, pudiendo tú solo
llenar tu mente, alma y espíritu



Porque tu no dependes de nadie,
eres capas de hacer cosas,
que ni te imaginarías que puedes realizar,
todo esta en querer


Ver más allá de lo evidente,
pensar que a continuación de esa puerta cerrada,
existe todo un mundo nuevo,
Solo necesitas querer abrirla


una vez abierta aquella puerta de la “felicidad personal”,
como algunos le llamamos,
donde puedes vivir, crear, pensar, aceptar y compartir,
serás dueño de un equilibrio mental impresionante



No me refiero a la vida después de la muerte,
porque soy un fiel creador que AHORA,
y no después es el tiempo de encontrar tu rumbo,
tu alegría propia, tu puerta, tu camino.



No me enfoco en religión o política alguna,
sólo, tengo el deseo de que tu vivas,
te desprendas de la soledad, de la amargura,
de tu felicidad momentánea y,
Encuentres tu rumbo... Como yo también encontré el mio





Carlos Alarcón

Presentación y manifiesto formal

Hoy 10/02/10, e decidido crear un blog, donde escribir las cosas que pienso, que siento y que creo necesarias pasarlas a un papel (o un blog jeje).


Me presento, soy Carlos, un estudiante que busca plasmar algunas cosas que pasan por su cabeza, como medio de expresarme, promover la lectura, hacerme un hábito de redacción, y tratar de entretener o informar al lector, con mis escritos, con mis imagenes, poemas, narraciones, etc.


De niño fui alguien que siempre se interesó por la lectura, por el conocer, por el no ser miserable ni ignorante, como mucha gente que me rodea, pero no soy alguien que odie ni mucho menos, los acepto a todos, y a los que quieren los oriento, me acepto como soy y quiero cumplir todas las metas que e propuesto, y sé que algún día las cumpliré, y si no puedo lograrlo, estaré satisfecho de haber dado todo por cumplir.

Una de mis metas, es tratar de hacer ojalá dos publicaciones semanales, para mantenerme en ritmo, no pretendo ser el mejor blogger ni mucho menos, sólo quiero ser constate con lo que haga, sienta la plena libertad de comentar lo que ud quiera, cualquier crítica, comentario, felicitación son bien recibidas.


Carlos Alarcón.